publico lo que quiero decir.. simple, no?

@tatizula



lunes, diciembre 20

carta al niño jesus

Nelson rojas
no existe ser humano que no tenga algún deseo,
un poco de paz, de dicaha o quizá luz
en la navidad que llega de nuevo
te escribimos a tí
QUERIDO NIÑO JESÚS:

Nais Mercado

esta carta pequeñita
que quiza no signifique mucho
pero sirve para expresar
nuestros deseos mas absurdos...
pues la logica dice, q no hay q anhelar
...hay q actuar al momento, para despues esperar...

Nelson Rojas

Esperamos a ahora que esto llegue a tus manos
quizá sean pequeñas pero llenas de regalos
de regalos bonitos que nos hacen muchan falta
como un poco de dulzura o de luz en la mirada,
ser amables, ser alegres, agradecer las mañanas,
...perdonar a los hermanos y descansar de batallas.

Nais Mercado

batallas tan irreales
como el periodico con sus verdades
batallas tan absurdas
como la discriminacion por clases sociales
batallas tan superficiales
...como el juzgarse por la apariencia, el conocimiento y hasta inclinaciones sexuales....

Nelson Rojas

Te pedimos fantasia y muchisima realidad
paradójico resulta pero de cotidianidad
necesitamos fantasia para vivir como niñitos
persiguiendo a las hadas hasta el infinito
y realidad para despertar, y vivir nuestras vidas
...vivir siendo quienes somos, orgullosos de eso
haciendo lo que queremos y gritandole al cielo
que en la mas grande sonrisa se esconde mucho progreso

Nais Mercado

lealtad no estaria de mas
seria un buen regalito
sobre todo para el pais
para los sueños de todiitos!
pues con un poco mas de ella
...podriamos asegurar
una venezuela sincera!
sin nadie que la qiera dañar
una utopia de escuela
que quiza tu nos ayudes a hacerla realidad

Nelson Rojas

Es un poco un poquito egoista
querer tenerte para nosotros
pedirte una larga lista de todo lo que se nos ha roto
pero ya siendo tú el hijo de Dios
sabes que acá, no estamos bien
...Asi que querido niño Jesús
queremos pedirte también...

Nais Mercado

ropa linda y mucha union ;)
quiza si lucimos bien bonitos en el exterior
poco a poco y lentamente
cambiara nuestro corazon
y si nos entenderemos mutuamente
...cada quien tendra la razon
pues sabran q no existe argumento
que no se anule con el amor

Nelson Rojas

jaja el amor es grande
muchas veces incomparable
pido para todos un amigo fiel
yo ya tengo uno por eso lo se,
que me va enseñando tanto de la vida
...y eso que apenas ella es una niña...
Pido que nos cuides y des protección
y una mesa llena con pan de jamón...

Nais Mercado

y hallacas por monton!!
y aunque engordemos un poco
sera del gusto y de la emocion
de compartir una mesa juntos
sin ninguna discusion
...proyectando planes a futuro
esperanza y reconciliacion
entre un pais picado en 2
entre 2 amigas peleadas por un falso desamor
entre una familia q ya le hacia falta un pokito de comprension
entre 2 amigos q se aman y q les gusta el rock...
querido santa, niño jesus
regalanos sonrisas de larga duracion
pues son el lenguaje universal
de la esperanza y el amor
y regalanos amistad.. como la de nelson y yo
para q siempre estemos alegres sin tener alguna razon..Ver más

Nais C. Mercado G. & Nelson J. Rojas M
20 DICIEMBRE 2010 escrita mediante comentarios de faceboook!

martes, diciembre 7

No es justo, no es señal de progreso, pero no es el fin del mundo y saldremos ilesos.

¿Vivir en un país mejor?, quizá sea símbolo de nacionalismo pero no hay mejor país que Venezuela, ni nada mejor que ser venezolano. ¿Y saben por qué?, porque Venezuela es un país de luchadores.
Para mi Venezuela no es ese país en retroceso, sin futuro, oscuro y mediocre, no, Venezuela es una tierra llena de oportunidades pero con necesidad de cambio, de progreso y principalmente, de aprendizaje.
A los venezolanos nos toca aprender a vivir, a sentir, a luchar, pero fundamentalmente, a despertar, porque al parecer olvidamos como hacerlo y nos quedamos dormidos en un mar de resignación y hartazgo.
Es cierto que el venezolano es un calificativo que denota a personas increíblemente audaces, creativas, progresistas, aventureras... ser venezolano significa no rendirse, trabajar con lo que se tiene y con lo que se puede, pero quizá, esta capacidad de amoldarse fácilmente a la situación, del “como vaya viniendo, vamos viendo” sea nuestra principal falla y el principal motivo del cansancio cotidiano, puesto que toleramos tanto que al parecer llegamos al punto en que ponemos en riesgo nuestra integridad como nación.
Se refleja en las calles, plazas, en cada rincón del país hay una molestia colectiva, una rabia compartida, un agotamiento exhaustivo cada vez que se vive y respira el día a día bajo esta situación extraña, bajo esta sombra sigilosa que llega a nuestra mente cuando se habla de “futuro”.
Que por cierto, es una de las actitudes más absurdas a adoptar en estos momentos, pues, ¿cómo es posible estar cansado si apenas es que se está comenzando la batalla, la lucha?... Venezuela,¡¡ necesitas despertar!!
Debes despertar de ese odio, de esa separación absurda, de ese pánico condicionado al porvenir, Y solo se lograra con unión. Venezuela no es un país integrado por dos mitades, por dos visiones, dos ideologías netamente opuestas, no. Venezuela es un pueblo completo y uniforme, con sus defectos y virtudes que necesita retomar sus principios para aventurarse en la búsqueda de un mejor mañana.
Se necesitan venezolanos que establezcan ideas en vez de críticas, que asuman responsabilidad en vez de quejas, que practique la empatía como idiosincrasia.
Aunque la rutina parezca agotadora, aunque hayan pruebas y designios que demuestren un futuro pleno prácticamente inalcanzable, tenemos que enfrentar el problema y “dar la cara” a la realidad en la que nos metimos. Hay que hacerlo por vivir en democracia, por ser ciudadanos, por deber con nuestros hijos y por respeto hacia nosotros mismos.
No es posible que un individuo pase todo el día quejándose de la realidad de la situación actual, marginando y maldiciendo a todo el mundo, en vez de buscar las herramientas para mejorarla.
Venezolanos, despertemos, el cambio está en nosotros mismos: en respetar las leyes, en seguir las normas, en ejercer el derecho al voto (que por cierto, es secreto e individual), en acciones tan simples como dar el paso a otro carro en la avenida o decir “por favor” y “gracias” a la señora que nos vende el café cada mañana.
Es cuestión de sentido común, de experiencias diarias, de refranes viejos, de psicología de autoayuda, de frases trilladas como “la esperanza es lo último que se pierde”.
Ciertamente, estos no son nuestros mejores tiempos, y es que, ciertamente, cuando leemos el periódico cada mañana podemos observar un panorama económico, político y socialmente inestable.
Habrá quien diga que mejor que ahora nunca hemos estado, que crea fielmente en que esta es la mejor realidad; pero para eso existe el dialogo, en vez de la confrontación, los juicios en vez de sentencias unánimes, la libertad de expresión en vez de la censura.
Y, aunque aparezcan obstáculos en el camino, aunque intenten imponer ideologías, aunque busquen mil y un maneras de engañarnos, es fundamental no perder la fe, la paciencia y la templanza en vez doblegarnos ante la resignación y la sumisión. Venezuela, despierta, no pierdas la voluntad, siempre has sabido resolver tus crisis con determinación, con valor y ahora es tiempo que vuelvas a ser quien eras.
Mi país no está integrado por personas que solo se manejan entre ideas políticas, entre dos aguas opuestas, no, tampoco por seres ignorantes e irritantes que actúan antes de pensar, que se dejan llevar por los impulsos, que arrasan con todo a su alrededor.
Venezuela, como lo dije en un principio, está hecha de luchadores, de combatientes, de superhéroes cotidianos que sin capa ni espada hacen de este lugar un sitio que “vale la pena”.
La Venezuela que yo sueño se parece mucho a la que yo vivo: es una Venezuela llena de gente con ganas de luchar, de salir adelante. Llena de juventud, de universitarios dispuestos a confrontar la mas mínima pizca de injusticia al estilo de la vieja escuela: con dialogo y argumentación. Yo soy una de esos, conozco muchos así, nosotros somos la Venezuela que soñamos.
Y no son solo jóvenes estudiantes, pues es cierto que a esta edad hay mas pasión, mas esfuerzo, mas motivación, pero esto no significa que solo nosotros luchemos por el país, porque al abuelo que está sentado en la esquina leyendo el periódico por las tardes, le debe doler, al menos un poquito ver al país que creció en las condiciones en que estamos. Verlo lleno de odio, de desespero colectivo, de violencia, de inseguridad, de irrespeto. Debe dolerle el hecho que sus nietos no pudieron conocer la vida útil del edificio que se expropió, que jueguen a “las pistolas” en vez de a “los pitufos”, que no pueda disfrutar de una noche estrellada por una plaza bolívar por el temor al hurto, al secuestro, al hampa.
No es justo, no es señal de progreso, pero no es el fin del mundo y saldremos ilesos. De hecho, saldremos de esta autodenominada y auto determinada “crisis” mucho mejor que cuando comenzamos, porque seremos un pueblo con experiencia, con aprendizaje, con reincorporados valores que nos harán pensar dos veces antes de tomar una decisión importante para la vida misma.
Venezuela es un país seguro para todo aquel que crea en sí mismo, en su capacidad y su habilidad para hacerlo viable; tiene una realidad estable para todo aquel que esté conforme con las acciones que ejecutó para mejorarla y es un país mejor para aquel que logre implementar un cambio en esta agobiante rutina.
La Venezuela de mis sueños se diferencia de esta por la desunión y el desarraigo con el otro. Del resto, sus integrantes se parecen bastante, perseverantes, emprendedores, incansables... Solo que, de vez en cuando (como todo gran pueblo) necesita un “empujoncito” que le confirme que efectivamente puede hacerlo mejor, que si hay un mañana y que vale la pena intentarlo.